Rincones interesantes: San Gimignano


Uno de los lugares que tuve la oportunidad de descubrir este pasado verano fue San Gimignano. Esta ciudad se encuentra en plena Toscana italiana, y aunque esta zona es prolífica en ciudades repletas de arte e historia rebosando en cada calle, este pequeño enclave no tiene que envidiar a otras ciudades más importantes (y más turísticas aún) en cuanto a encanto y belleza, no en vano fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1990.

Se trata de un rincón medieval situado en lo alto de una suave colina rodeada de viñedos, el típico paisaje Toscano.Es conocida por sus numerosas torres, de las que solo queda una reducida representación gracias a aquellas que han conseguido resistir el paso del tiempo (unas 14 de 72 que llegó a haber). Estas torres constituyen el símbolo de la ciudad, ya que a través de ellas, las familias nobles competían entre sí para demostrar su poder y su riqueza.

Sus calles y plazas




Las principales calles que atraviesan la ciudad son la vía San Giovanni y la vía San Matteo. Recorrerlas es una delicia por su belleza y por la multitud de tiendas de artesanía y de productos gastronómicos de la tierra que las llenan a ambos lados. Resulta difícil para muchos no detenerse a cada paso para observar los escaparates o para entrar en alguna de estas tiendas.

Merece especial atención la plaza del Duomo, donde se encuentra el Palazzo Comunale, cuya visita es altamente recomendable, no solo para poder admirar diversos cuadros de pintores sieneses y florentinos, sino también para acceder a la torre Grossa. No es una subida especialmente costosa, y las vistas desde lo alto merecen el esfuerzo. La catedral, fundada en el siglo X, que se encuentra justo al lado de este palacio, es también muy llamativa, con frescos que representan escenas del antiguo y nuevo testamento, a lo largo de las paredes de las naves laterales. 


Se puede continuar la visita por la Plaza de la Cisterna, comunicada directamente con la plaza del Duomo. En esta plaza se encuentra una heladería que según publicita tiene los mejores helados del mundo, tal y como rezan los carteles donde constan los numerosos concursos y certámenes que han ganado en los últimos años. Es realmente complicado elegir entre la inmensa variedad de sabores que ofrecen, por lo que se aconseja no pensárselo demasiado y repetir cuantas veces sea necesario.

Tras esta ineludible parada se puede tomar la vía San Matteo, de estilo similar a la via San Giovanni, que conduce a la parte norte de la ciudad. En esta calle siguen abundando los comercios con productos, tales como embutidos, quesos, pastas de toda clase y forma... También son muy típicos los artículos de piel, y como no, el vino. El vino típico de la zona es el Vernaccia, un vino blanco algo fuerte, que aunque no es de los mejores que existen en esta región de Italia, puede ser interesante probar. 

Comer y pasear


A la hora de buscar un lugar donde hacer una parada para comer algo, invitaría a perderse por cualquiera de los callejones que se abren a ambos lados de estas dos vías principales. Existen multitud de restaurantes que son auténticos tesoros gastronómicos esperando ser descubiertos por el viajero, con precios asequibles y productos de buena calidad.

Tras una agradable cena en cualquiera de ellos, se sugiere un último paseo al anochecer, cuando el número de turistas ha descendido notablemente. Es una buena forma de despedirse de una ciudad a la que seguramente querrá volver en otra ocasión. 

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