Se trata de un periodo histórico poco conocido fuera de la cultura angolsajona, pero que ellos tienen bastante presente y marcó la transición entre los Plantagenet medievales, y los renacentistas Tudor.
Fue una guerra civil que tuvo lugar en Inglaterra por la sucesión al trono, entre los años 1455 y 1485. Los contenidentes fueron las casas de Lancaster (rosa Roja) y de York (rosa blanca), de ahí el nombre de este periodo. Ambas casas eran descendientes de la dinastía reinante de los Plantagenet, eran primos, por así decirlo.
El enfrentamiento comenzó con el derrocamiento y asesinato del rey Ricardo II Plantagenet, en 1399 (sin descendencia) a manos de su primo Enrique Bolingbroke, duque de Lancaster. Éste consiguió que lo coronaran como Enrique IV a pesar de que su legitimidad para el trono era escasa y cuestionable. El duque Eduardo de York, primo del rey muerto igual que Bolingbroke, pero hijo del hermano mayor del rey, tenía derechos incluso mayores.
A la muerte de Bolingbroke, en 1413, asumió la corona su hijo Enrique V, cuyos logros militares contra Francia durante la Guerra de los cien años le habían granjeado enorme popularidad, permitiendo afianzar el control de los Lancaster sobre el trono. Enrique V murió en 1422, y su hijo Enrique VI asumió el trono.
Enrique VI era débil y no andaba muy bien de la cabeza, era asistido por consejeros poco populares y controlado por su mujer, Margarita de Anjou. Todo esto desembocó en los enfrentamientos armados que dan nombre al periodo.
El duque Ricardo de York aprovechó para reclamar el trono para si. Fue derrotado en Wakefield, donde perdió su vida, pero esto no puso fin a la disputa. El heredero del duque, Eduardo, continuó la tarea de su padre hasta que venció a Enrique VI en Mortimer's Cross. Fue coronado en 1461 como Eduardo IV de York, con el apoyo de Richard Neville, conde de Warwick, al que llamaron "hacedor de reyes". Este mismo Warwick se sublevó en 1470, provocando que volvieran a coronar a Enrique VI y el exilio de Eduardo. El exilio terminó con su triunfo en Barnet y retorno en 1471, y con él terminaron la vida de Warwick y la de Enrique.
En 1483, murió Eduardo IV. Su sucesor, Eduardo V, por su corta edad quedó bajo la regencia de su tío, Ricardo, Duque de Gloucester. Éste encerró al niño junto a su hermano en la Torre de Londres y reclamó el trono para sí como Ricardo III, alegando que ellos habían nacido de una unión ilegítima entre Eduardo e Isabel Woodville. Nunca se supo que fue de ellos, ambos fueron probablemente asesinados, pero lo que sucedió y quién fue responsable de lo acontecido a los "Príncipes de la Torre" sigue siendo un gran misterio.
Los Lancaster, casi extinguidos, aprovecharon para buscar su liderazgo en Enrique Tudor, conde de Richmond, un descendiente lejano de su casa a través de Catalina de Valois, viuda de Enrique V Lancaster. En la batalla de Bosworh Field, en 1485, murió Ricardo III, líder de los York y esto dejó vía libre a Enrique Tudor hacia el trono. Fundó la dinastía Tudor como Enrique VII. Al año siguiente, se casó con la hija de Eduardo IV, Isabel de York. De esta manera unió a las casas de York y Lancaster, y también se unieron sus rosas en el emblema de los Tudor:
Como curiosidad comentar que George RR Martin, según él mismo reconoce, se inspiró en este periodo histórico para su saga Canción de Hielo y Fuego: no son casualidad los nombres de Lannister y Stark.
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