Huelga de consumo




No gusto de significarme políticamente en la red, pero llevo tiempo queriendo plantear esta reflexión en voz alta. En el marco actual en el que los gobiernos y el poder económico del "mundo civilizado" se comportan cada vez más como élites extractivas al estilo de los dictadorzuelos Africanos, expolian e ignoran deliberadamente las protestas pacíficas de la ciudadanía, se hace necesario buscar medios de mayor impacto. 

La historia muestra que el poder se ha ido subiendo sistemática y gradualmente a la chepa del ciudadano si no se controla con frecuencia, llegando cíclicamente a puntos en el que la desesperación del pueblo ha hecho necesario el uso de la violencia (léase Revolución Francesa y los movimientos proletarios del comienzo de la Revolución Industrial). 

No creo que hayamos llegado aún a ese punto, pero todo apunta a que estamos entrando en el ciclo descendente que conduce directamente a ello, y, como criminales, no van a parar hasta ser llevados ante la justicia. Por tanto, no está de más pensar en empezar a suministrar merecido castigo de formas que si bien no llegan a la violencia física, si son expeditivas, como la violencia económica (la que usan contra el ciudadano).

Y en ese sentido está la alternativa de la huelga de consumo, que define wikipedia como:


La huelga de consumo, o huelga de compras y servicios, es la actitud individual o colectiva de no consumir nada o de consumir lo mínimo imprescindible con algún fin reivindicativo. Puede ser anónima o estar respaldada por una o varias organizaciones.
Es una forma de protesta similar al boicot, aunque de alcance mayor, ya que en el boicot se pretende dejar de adquirir productos y servicios de una empresa, sector o país concreto, mientras que en la huelga de consumo el objetivo es dejar de realizar cualquier forma de consumo en la medida de lo posible.

Por supuesto, es una estrategia peligrosa, literalmente de "tierra quemada" porque afecta a muchos de los propios ciudadanos directamente en sus empleos y también en su estilo de vida, que somos reacios a alterar. Que duda cabe que el establishment tildará a esta estrategia de poco menos que terrorista, como es de esperar.

Sin embargo, si se logra plantear bien, el daño al poder económico es mucho mayor que al ciudadano y lo podremos rentabilizar de sobra. Por ejemplo, se me ocurre:

  • Planificar cuidadosamente con antelación: recopilar datos socioeconómicos del consumo de las familias según su renta, tipología etc.. diseñar y publicar formas concretas de huelga para cada segmento en la medida de sus posibilidades, buscar el apoyo de las asociaciones de consumidores, iniciativas equivalentes de otros países etc... y finalmente divulgar, concienciar y mentalizar en una campaña cuidadosamente orquestada y sin prisas.
  • Planteamiento sistemático: sostenido en el tiempo, no se abandona la presión y nos lanzamos de repente a consumir en masa lo que antes hemos evitado consumir, eso sólo es un desplazamiento y concentración de beneficios
  • Planteamiento escalonado: comenzar con poco, como huelgas de consumo energético sistemáticas e ir escalando según la (ausencia de) reacción de los gobiernos.
  • En general enfocarla para dañar al máximo los intereses de grandes empresas y bancos, y no los de PYMES o autónomos. Por ejemplo: proceder a redirigir el consumo a las tiendas de barrio en lugar de grandes superficies

Los ciudadanos deberíamos recordar que, especialmente en democracia, el poder debe temernos y no al contrario. No es posible conocer a priori si este tipo de iniciativas funcionará hasta el punto que se desea, pero desde luego, producen miedo, y mucho, al poder. Recordemos el caso de FACUA, que propuso una huelga de consumo contra la subida del IVA, la cual fue rápida y expeditivamente respondida por el Gobierno mediante una amenaza de ilegalización contra esta organización de consumidores. 

De la insoportable levedad de la Batería





Es de sobra conocido que en el cambio de los teléfonos móviles "tradicionales" a las últimas generaciones de smartphones Apple, Android, Windows Phone y demás se ha producido una tremendo salto en funcionalidad, pero ha venido acompañado de una notable pérdida en tiempo de autonomía de las baterías: Cuando antes cargábamos el móvil una vez a la semana, ahora es diario.


La causa es sencilla: CPU y pantalla. Se ha pasado a utilizar CPUs prácticamente equivalentes a las de los PCs, incluso con varios núcleos, y displays con resoluciones cada vez más densas, que tampoco tienen mucho que envidiar a las de un monitor de PC. El hardware se vuelve más rápido y más compacto a cada momento, incrementando su emisión de calor y consumo de energía.

Sin embargo, y aunque las baterías proporcionan mayor amperaje, no ha habido un salto en un orden de magnitud equivalente en su tecnología de ión-litio. El resultado: la batería apenas dura y si llevas un rato con los datos puestos, el display encendido etc... se podría freír un huevo sobre la carcasa del teléfono. Algo parecido sucede también con muchos tablet.

Los fabricantes son muy conscientes de ese talón de Aquiles, ante el cual encontramos dos grandes aproximaciones para abordarlo, mutuamente complementarias:
  • Investigar mejoras en la tecnologías de batería. 
Como por ejemplo optimizando la reacción química dentro de la misma.Tal es el caso de un proyecto de investigación de Northwestern University. Promete mejorar un orden de magnitud (10 veces) el rendimiento, a base de incrementar la densidad de los átomos de ion-litio empleando Silicio en lugar de Carbono en las hojas que los separan. Esto también supondría una reducción notable en el tiempo de recarga.

Tardará de 3 a 5 años en salir al mercado.
  • Desarrollar hardware con menor consumo y mejor refrigeración
Tal es el caso de los procesadores SnapDragon de Qualcomm, los cuales se utilizan ya en algunos smartphone insignia como Galaxy S III, o Lumia 920. 



Integran todos los componentes que necesita específicamente un smartphone: CPU, gráfica (GPU), conectividad y codecs multimedia, trabajando de forma indpendiente. En su última versión, S4, han reducido el nivel de integración de 45nm a 28nm, el menor del mercado, con una densidad más alta de transistores, y consiguiendo al mismo tiempo menor fuga de calor, todo ello no se sabe muy bien cómo. El resultado es un menor consumo y una emisión de calor sensiblemente menor, como demuestran en este curioso vídeo, con cámaras térmicas y... derritiendo mantequilla!!